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EL AMBIENTE

EL AMBIENTE

La crisis ambiental es una crisis de nuestra civilización generada por el modelo de desarrollo económico. Las problemáticas ambientales, como el cambio climático a nivel global, la sobreexplotación de recursos o la contaminación que se evidencian a niveles más locales y regionales, son parte de las consecuencias del modelo de desarrollo que hemos elegido como humanidad.


Además este modelo ha degradado los tejidos sociales y vinculares de nuestras sociedades del sur global, producto de un sistema inequitativo que genera cada vez más exclusión. Como resultado de esta exclusión económica, social y cultural vemos incrementados los niveles de violencia urbana y la consolidación de una cultura del consumo donde el no tener es no ser, donde los bienes y el consumo han corrido a las personas del centro de nuestra sociedad.


Ante este contexto de crisis civilizatoria, el mayor desafío de un espacio progresista debe ser construir un nuevo modelo de desarrollo que tenga como eje el desarrollo sustentable. Esto refiere a que se contemple la inclusión de todas las personas con una distribución de la riqueza más equitativa, junto con el derecho a habitar territorios saludables que contemplen la justicia socioambiental como factor para una sociedad más inclusiva centrado en el cuidado de la vida y la salud y ponga a las personas en el centro de un nuevo contrato social.


Nos proponemos pensar en nuevos modelos basados en la democratización e independencia energética y la producción descentralizada de energías renovables, allí tenemos inmensas posibilidades en eficiencia energética, en generación distribuida (solar fotovoltaica y térmica) y en las bioenergías producidas en un marco de bioeconomía circular, en el que se aprovechen al máximo los recursos renovables de manera local, y se desconcentre el mercado de energías para una mayor resiliencia de todo el sistema.


Como gestión política progresista debemos reemplazar el modelo de extracción-producción- consumo-descarte por un modelo (de consumo-producción-descarte) basado en la economía circular. Desarrollar alternativas de aprovechamiento para los residuos, promover los empleos verdes y las empresas de triple impacto que basen sus modelos de negocios en el cuidado del ambiente y la producción multidimensional con sustento en el desarrollo humano como fuerza del trabajo.


Un tercer factor para el desarrollo sostenible está vinculado a las ventajas competitivas que ofrece nuestro país a la hora de producir alimentos. El modelo agroexportador debe resignificarse aportando tecnología y conocimiento para mejorar las prácticas que lo hagan sustentable a mediano y largo plazo, sobre todo las vinculadas al cuidado del agua y el suelo.


Además debemos debatir acerca de la producción de alimentos de cercanía con prácticas sustentables que vinculen el campo con la ciudad procurando garantizar la seguridad y soberanía alimentaria para todos los habitantes del suelo Argentino.


Por último, proteger los recursos naturales que abundan en nuestro país, es una tarea fundamental, son un bien común que debemos legar a las nuevas generaciones, quienes merecen vivir en un planeta donde la biodiversidad, el suelo, el aire, el agua y el ambiente sean un derecho inalienable como lo es la libertad y la igualdad.


Solo preservando la casa común para las futuras generaciones, la humanidad tendrá futuro.